18 de marzo de 2011

Un orgasmo, dos orgasmos, tres orgasmos.

Descienden del corsa plateado, él, su hermano y su mamaíta. Él viste jeans ajustados y camisa a cuadros, contrario a sus acompañantes quienes lucen con bastante elegancia. Llegan a tiempo para observar la llegada de la novia, ella es la primera en casarse de tres hermanos (probablemente, la única). En el otro extremo del atrio, un señor de cincuenta y seis años de edad con barba pronunciada los mira con cierta nostalgia.

La mamaíta le llama la atención a su hijo, con aires de arrogancia él le dice que se quiere largar de ahí y amenaza con marcharse, su hermano interviene y le grita que no le hable así a vuestra madre. Él lo empuja, le exclama que él no cree en esas cosas y que no sabe qué papel funge al pararse ahí, su allegado le habla con voz más fuerte aún, “esto es muy importante para las dos, no hagas pendejadas”, enseguida le propicia un golpe con vehemencia, el hermano reacciona de igual manera y le devuelve el golpe. La mamaíta llora.

Ante la escena ya videada por todos los invitados, él le pide disculpas a su mamaíta y se marcha del recinto. ¿Qué no haría Jesuscristo?

Camina apresuradamente hasta llegar a una esquina donde se encuentra con un sujeto, quien se dice ser su amigo. Detienen un taxi, un tsuru color amarillo. Le dicen al conductor que los lleve al 6669 de la Av. Abedul. El trayecto es arduo y extenso, atraviesa una especie de bosque, algunas cabañas se distinguen entre los pinos, el cielo apenas se nota entre las copas de los árboles.

Minutos después, ambos jóvenes perciben un olor extraño, se preguntan de dónde proviene, miran cautelosamente al taxista y se dan cuenta que viene haciendo movimientos misteriosos, viene inhalando una especie de alcaloide, bastante extraño ya que produce un olor excepcional.

Le piden a gritos que detenga el vehículo, que deje el volante y que los deje descender. El chofer hace caso omiso, no obstante les invita a probar de su droga, o sea lo que fuese aquello.

Después de numerosos intentos fallidos para que detuviese el auto se resignan. Y de forma inverosímil acceden. Ambos inhalan.

Por fin llegan al 6669 de Abedul. ¿Cómo lo lograron? Es una incógnita pero ahí están. Salen del auto, bastante drogados y no sin antes haber invitado al taxista a la fiesta. Los tres entran a la casa, se intuye un buen ambiente. Comienzan a beber, de manera inesperada llega su novia, con un vestido horrendo y unos zapatos altos espantosos, empero no deja de ser bella. Se sienta a su lado, chocan sus copas y se dan un beso.

Él, su novia, su amigo, el taxista y los demás presentes comentan acerca de la fiesta, se burlan del sujeto que pone música en el reproductor. Se cree dj solo porque le mueve a la bolita que sube y baja el volumen de la música.

Él bromea, dice que si “le ponen” una cumbia sacará a bailar a su novia. Todos ríen y parecen divertirse. Su novia se sienta en sus piernas, lo besa y se funden en un abrazo. Él voltea hacia arriba, mira el cielo gris y piensa:

¿Cómo sería mi vida si no hubiera mandado todo a la chingada hace catorce años?

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