20 de febrero de 2010

La ciudad más grande del mundo

No es lo mismo nacer en Iztapalapa que en las Lomas, o en Santa Fe, o en Tlalpan, Azcapotzalco o el Centro Histórico, según el rumbo se nace, se vive y se muere. Se ríe, se enoja y se llora de forma distinta. Encima de un lago y rodeado de grandes cerros, los habitantes en México D.F. viven rápida y ruidosamente, dejándose llevar por el río de los sucesos cotidianos.

Viernes 6:52 de la mañana. Horario de invierno. El sol comienza a asomarse detrás del “horizonte” formado por los millones de hogares, el gran astro sigue su camino, llegando desde el Golfo de México y caminando por diferentes cerros hasta entrar a la ciudad. Al igual que cientos de autos entrando por Av. Central, una larga y lenta fila de autos, camiones, combis, etc. En la ciudad más grande del mundo la velocidad es de 20 km por hora, como si viviéramos por allá de 1920 donde la tecnología y el futuro todavía no nos alcanzaba.

Y terminando la avenida la línea B del metro se precipita de ida y vuelta. De Buenavista a Azteca (ya en Edomex) y de regreso. Y luego está San Lazaro, el lugar del trenesito, fabuloso transborde que te lleva al paraíso o mejor dicho la línea 1.

Dondetodosnosamontonamosenlosandenesenpasillosenlosvagonesparaintentarllegaraalgúnladoperotengancuidadoporqueaquíterobanlacarteratemetenmanoocasitedejanembarazado. Quién dice que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio. Que venga cualquier científico a la línea 1 en hora pico y sabrá lo que es la física a la mexicana.

El Centro: Ya sin ambulantes como antes, Lo que aún no abandona al ombligo de la ciudad es el insoportable tráfico y sus miles de manifestantes. Así mismo ocurre si te hechas a andar por sus calles. Madero (antes plateros); 20 de noviembre, 5 de febrero, 16 de septiembre, 5 de mayo (todo un histórico calendario transformado en avenidas); Pino Suárez, Gante, Filomeno Mata (grandes ilustres de los que te aseguro no conoces sus “hazañas”) y así hasta llegar al Eje Central que atraviesa la ciudad por la cintura de Norte a Sur y donde a sus costados puedes encontrar desde el maravilloso Palacio de Bellas Artes hasta cines porno o vecindades olvidadas y donde se respira un canceroso aire gris.

Dios existe y come todas las tardes sus enchiladas suizas en “El Figonero” de la Av. Campeche en la Condesa, paga con su American Express Blue, para no extrañar el cielo, Luego se toma un descafeinado en el “Starfucks”. Toda metrópoli debe tener su barrio de intelectuales y/o artísticos. El Soho en Londres, Montparnasse en París, Corrientes en Buenos Aires o Greenwich Village en NY, son algunas zonas con concentraciones de materia gris. En nuestro defectuoso no podía faltar un lugar así; los cafetines intelectuales chilangos se refugian día con día en la colonia Condesa. Antiguo hipódromo de aquella época Porfiriana (como lo atestigua la av. Ámsterdam) en donde se percibe un sello moderno gracias a los lofts que guarda, eso sí, su vieja figura arquitectónica se niega a desaparecer. Proliferación de tiendas, cafés, restaurantes, en donde puedes sentarte a disfrutar de un rico café al aire libre, aunque no den muchas ganas de hacerlo ya que vivimos en una ciudad donde el fecalismo se respira por doquier.

¿A quién pertenece? ¿Al edomex geográficamente o con sentido al defe? Marcado desde Cuatro Caminos hasta Viveros de la Loma, un modelo urbano compuesto por Lomas Verdes, Arboledas, Santa Mónica y Fuentes. Con su gran ícono metropolitano: Sus Torres, arte puro, zona metropolitana, mejor dicho pesadilla metropolitana que escupe millones de autos diariamente para ayudar a más conglomeraciones viales y habitantes marcados socialmente. Tal vez lo único bueno que nos regalo Ciudad Satélite fue a Café Tacvba.

Y así me podría seguir por esta inmensa ciudad, pero el tiempo se acaba y el sol se esconde por allá por Santa Fe donde “la alta” goza de los mejores pisos cotizados en dólares (pobres pesos pobres), se lava la cara, se perfuma las axilas y sale a gastar con tarjeta de crédito sin límite.

Yo, por otra parte me quedo con mi favorito: Coyoacán, con un aire parecido al del Centro Histórico, pero más limpio. Va llegando la apariencia de globalización con sus Starbucks y sus Burguer King pero sin duda alguna aún es posible ver buen cine, tomarse un café de comercio justo, escuchar una buena banda de jazz, echar la chela tranquilamente e incluso caminar por las calles con seguridad. Coyo es un sueño que va a tardar en terminarse.

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