Tenía miedo, miedo a encontrarte, a encontrarnos frente a frente y saber cuál sería tu reacción luego de varias semanas de no saber nada de ti. Ha llegado el momento de enfrentar ese miedo, ahí vienes, alegre, rodeada de tus amigos y con tu sexy blusa negra, me pregunto cómo reaccionarás, si siquiera me saludarás. Me ves, sonríes y nos saludamos, te pregunto que cómo estas, sólo me respondes con un cortante “bien”, te pregunto que qué has hecho y que si te han llegado las cartas que he enviado, cambias el tema y me dices que te tienes que ir y te alejas. Me dejaste con mil palabras en los labios, todo fue fugaz, me quedo absorto observando tu belleza, no me dio tiempo ni siquiera de decirte cuanto te he extrañado.
14 de enero de 2012
1 de enero de 2012
Un pedacito de Año Nuevo.
Era el último día del año, le llamó y no contestó, le envió un mensaje y tampoco respondió, al igual que en Navidad no pudo decirle cuanto la extrañaba ni mandarle sus mejores deseos.
Eran tiempos muy tristes. No disfrutaba nada, todo lo hacía con desgano y prefería no estar en casa, así que por la tarde fue al cine, sus únicos acompañantes eran un Nestea y unas rosetas de maíz de tamaño mediano. Le resultaba bochornosa aquella escena pero ¿qué más podía esperar de este día?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)