1 de enero de 2012

Un pedacito de Año Nuevo.

Era el último día del año, le llamó y no contestó, le envió un mensaje y tampoco respondió, al igual que en Navidad no pudo decirle cuanto la extrañaba ni mandarle sus mejores deseos.
Eran tiempos muy tristes. No disfrutaba nada, todo lo hacía con desgano y prefería no estar en casa, así que por la tarde fue al cine, sus únicos acompañantes eran un Nestea y unas rosetas de maíz de tamaño mediano. Le resultaba bochornosa aquella escena pero ¿qué más podía esperar de este día?

Luego del cine, regresó a casa, su mamaíta le pedía que la acompañase a la iglesia, el rehusó, la mamaíta, su padre y sus hermanos se fueron sin él decepcionados. Quedándose así, solo, con las luces apagadas, observando por la ventana y escuchando a Sufjan Stevens. Todo lucía mal.
Llegó la medianoche, la pequeña familia brindaba por un mejor año, él sólo levantaba su copa en señal de respuesta hacía las palabras de sus seres queridos. Terminada la cena no había más qué hacer, su hermano se disponía a salir con sus amigos, mientras que sus padres platicaban y veían una película. Él, impaciente, se salió de casa y subió a un taxi rumbo a la casa de uno de sus amigos, juntos fueron a una fiesta, una verdadera fiesta de fin de año donde todos celebraban, bebían, gritaban, bailaban y se besaban.
La novia de su amigo le presentó a una amiga, Lola era su nombre, empero él no quería saber nada, sólo pretendía embriagarse y morir en el intento. Sin embargo, la chica parecía ser muy agradable, platicaron un buen rato y hasta bailaron, bebieron y se besaron.
Horas más tarde ella la invito a su casa que quedaba muy cerca del lugar. Él aceptó y fueron. Su casa olía a humedad, era sólo de un piso, al entrar lo primero que se apreciaba era una pequeña cantina al fondo, ella le ofreció una lata de cerveza de plátano japonesa. Luego se sentaron en el sofá a beber, a beber y a besarse hasta llegar al sexo. Durante el acto el sólo pensaba en la chica que amaba, en la chica que extrañaba y que desearía fuese ella en lugar de Lola. Fue genial, un primero de enero inolvidable.
Por la mañana, ella lo besaba por todo su rostro, yacían abrazados y debajo de un cobertor, ella le preguntaba que qué pasaría…, si saldrían o si todo se quedaría sólo en una noche. Atónito por la pregunta de Lola, él solamente la miro a los ojos sin palabras, quería decir algo inteligente y justo cuando iba a salir una palabra de su boca ella lo interrumpió con una risa diciéndole “no seas tonto, yo no quiero nada, además se nota que tú quieres a alguien más”, él muchacho no respondió, una vez más se percataba de que las mujeres son más astutas que los hombres. Él le dijo:
Jajaja, ¿por qué lo dices?
Yo lo sé, se siente.
No es verdad, ¿cómo podrías saberlo?
Pues tu mirada, se siente y se ve que quieres a alguien, deberías luchar por ella.
Jajaja, qué más quisiera yo poder luchar por ella pero pues no.
¡Pues hazlo! Lucha por ella, tú puedes tenerla…
¿Y si ya la tuve?
Pues haz que regrese.
Ojalá fuera tan fácil, ella ya está muy lejos de mí.

Ella lo besó en la mejilla y se durmieron hasta que el primer sol del 2012 los despertó entrando por la ventana.





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