Temblaba de miedo, moría de nervios y miles de situaciones posibles rondaban en mi mente. Era posible que hoy nos volviéramos a encontrar, me mirarás y me ignorarás. Era más probable que ocurriera eso a que al verme, sonrieras y me dijeras “hola”. Qué tonto fui al soñar con la segunda opción. Y así fue, ese “hola” no llegó, eso sólo podía pasar en mi imaginación.
Gracias a grandes errores y malos actos que cometí ahora puedo asegurar que sientes desconfianza, recelo y hasta temor al verme, estoy pagando.