Y es que es real; estaba pensando en ella y recordando los días que veníamos a este lugar.
Busqué en mis mensajes cuándo fue la última vez en que intenté comunicarme con ella, ya tiene más de dos meses. Luego pienso y decido escribirle un simple "¿hola, cómo estás?"
Perfecto, no creo que sea tanta molestia mandar un SMS después de tanto tiempo.
Vaya locura la mía y del pinche destino. Volteo en la fila del banco y ahí está ella, tan guapa como siempre: blusa verde, pantalón de mezclilla y botas grises. Tan atractiva como la recuerdo.
Empero no estaba sola; venía acompañada de su chico.
Mátame, Dios.
Al final de todo, te sigues viendo hermosa caminando de la mano de él.
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