25 de diciembre de 2013

Navidad veinte trece


Era el maldito 24 de diciembre, teníamos "grandes" planes con nuestras familias, pero tú decidiste no ir con ellos de vacaciones y me pediste que me escapara de casa esa noche. Estaba tan enamorado que lo hice.

Llegué desde temprano a la casa de tu tía. Nos bañamos juntos y follamos como locos en la regadera. Después fuimos a Walmart a comprar alimentos para jugar a la pareja perfecta que hace su cena navideña. Veíamos a las familias haciendo compras como locos, apurados agarrando "Bimbo",  refrescos, alcohol. Comprando juguetes para los niños y formándose en largas filas para pagar. El milagro de la navidad.



Tú y yo caminábamos despacio tomados de la mano y riéndonos de todos, inventábamos pequeñas y tontas historias de la gente que mirábamos a nuestro paso: El abuelo de la boina que iba a morir esa noche a causa de un infarto. El adolescente que recibe de regalo una chamarra de "Pokemon" y se va de la cena molesto porque él ya no es un niño para recibir esos regalos. El tipo que después de unas cuantas cubas comienza a acortejar a su cuñada, convirtiendo la cena en un caos infernal. El primo de diecisiete años que le "enseña" a beber a los otros primos y acaba vomitando romeritos sobre el nacimiento.

Nos cagábamos de risa de nuestras historias tontas y de la gente apurada. Era perfecto. Llegamos al pasillo del alcohol, y tomaste dos botellas de vino barato. Compramos pasta, queso para acompañar y lomo de cerdo precocido, planeábamos algo sencillo. Era nuestra navidad.

Regresamos a la casa de tu tía, me puse un mandil que encontré en la cocina y te burlaste de mí. Luego follamos en la cocina de tu tía, te recargaba en el frío de la nevera mientras tocaba tu cuerpo blanco, como la nieve. Te amaba y tú me amabas.
Hicimos la mesa, ya olía bien. Tú servías la cena y yo ponía "Girl You´ll Be A Woman Soon" en el estéreo. Nos veíamos enamorados, te tomaba de la mano y bailábamos despacio, rico y sensual. Era nuestra navidad.

Cenamos, nos quedó delicioso. Brindamos por el buen cierre de año que tuvimos y por el año que estaba en puerta. Por los años que pasaríamos juntos. Por nuestros amigos y por nuestro amor. Ya borrachos a causa del vino y después de elegir entre el cuarto de tu tía o su estancia, fuimos al sofá. Te desnudé y tú a mí, el frío pegaba en nuestras piernas y espaladas, pero no nos importó. Follamos como nunca lo habíamos hecho. Las luces del arbolito y los pueblerinos del nacimiento eran testigos de todo el amor y deseo que emanamos aquella noche.

Y llegó la navidad, un tipo borracho gritando en la calle me despertó. Abrí los ojos y miré el reloj de la pared, ya eran las once. Traté de levantarme sin despertarte, te cubrí con la cobija y te besé el hombro. Me levanté y me puse mis calzones. Encendí un cigarro y me quedé pasmado observándote. Estabas dormida, tan hermosa, tan feliz, tan sin mí. Qué afortunado soy al poder verte dormir desnuda. Yo te miraba y en la ventana la ironía de nuestra navidad me miraba mí.

Qué triste no poder volver a ser ése, y que él sí. Qué triste que hoy la navidad me vea solo acostado en mi cama y se burle de mí mientras tú estás allá, como todos los 25 de diciembre, como siempre.



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