Ese día lo recuerdo pálido y soleado, salía de visitar a
la mujer de mi vida para acudir a un encuentro con el otro gran amor de mi
vida. Llegaba a casa con mi viejo y nos
acomodábamos para ver la final de la liga de campeones de concacaf.
Apoyo con los brazos estirados, las palmas de las manos
contra la pared, golpeo los sillones y le doy un trago a mi cerveza. Respiro
hondo y acompasadamente varias veces. Cierro los ojos, no mucho tiempo.