25 de septiembre de 2010

Un cuento para dormir

Su nombre era Elizabeth (MALÍSIMO)

Erase hace mucho tiempo en un lugar bastante lejos, bastante lejos, más allá de tasqueña donde vivía un tipo bastante común con una vida normal y tranquila, no era una celebridad en su escuela ni nada por el estilo. Cierto día se le presentó un gran problema y nadie le podía ayudar porque era un conflicto personal en su sexualidad, se sentía gay y resulta que su gran problema era una confusión ya que ¡él tenía novia! Una tipa rara de esas que casi no tienen amigos, rara la muchacha. El era común y ella rara, su cabello estaba teñido de azul y se vestía siempre de negro.

El problema del tipo este nació por que veía a sus amigos y sentía cosquillitas y luego como hombres normales, la relación que se tiene entre hombres había ocasiones que se veían encuerados entonces día a día pues se percataba más de su problemón y como en toda relación de pareja existe uno al que le toca perder más, a él le toco jugar ese papel entonces obvio la tipa lo trataba horrible, lo usaba, le mentía y lo engañaba, toda bien mal plan. Y ni eran estables, una semana andaban y a la otra no, ¡pobre tipo jodido! Todo andaba mal…

Entonces ya deprimido y confundido un día se fue a una fiesta, se puso muy ebrio y vio a una tipa bonita de nombre Elizabeth, radiante la tal Elizabeth y como todo buen hombre fue a hacer su labor, saco su lado macho gracias al alcohol. Y pues como Elizabeth no era muy astuta acabo en sus manos y pasó lo que tenía que pasar engañando a su novia.

Al amanecer el tipo ahora estaba peor que nunca y pues iba decidido a contárselo a su novia, ya cuando estaba por llegar se topo con un amigo de esos con los que se encueraba y logra convencerlo de irse nuevamente a beber y el todo dolido aceptó. Se fueron a la casa de Hugo y con las cervezas, el tequila y el vino nuevamente perdido se le hizo bastante atractivo su amigo, así que tuvieron un acercamiento y pasó lo que tenía que pasar. Al día siguiente tenía una cruda horrible, no podía dejar de vomitar. Se dio cuenta de que lo suyo eran los hombres, entonces fue con su novia y le contó todo para hacerla sufrir ya que ella lo merecía.

Entonces el tipo se convierte en gay al cien por ciento, se queda con su amigo gay y después de una relación de seis años se casan y los dejan adoptar a una linda niña y viven felices por siempre y con una hermosa familia y colorín colorado…

PARTE DOS

… Bueno, se trata de una chica de unos veinte años que iba a la “uni” y estudiaba derecho, ella era feliz, quería mucho a su familia y a su mascota: un hurón. En cuanto a los chicos le iba bien aunque era un poco mensa para el ligue y eso pero le iba bien en términos generales.

Todos en la universidad querían con ella pero ella siempre se hacia la difícil y desinteresada hasta que un día le paso algo fuera de lo común, fue a una fiesta y se le acerco un tipejo, ya muy ebrio el muchacho y a juzgar de primera impresión algo afeminado pero le gusto y paso lo que tenía que pasar.

A ella le fascinó, le gusto tanto, tanto que le dio su número y así. Pero jamás llego la llamada... Ella lo busco hasta que se entero que el muchacho ¡Ya tenía novio! Entonces se deprimió mucho, mucho. Debido a ello, la relación con su familia y amigos más cercanos comenzó a verse afectada, ella ya no comía bien y sacaba malas notas en el colegio, ¡Ya no quería hacer nada! Hasta que un día decidió dejar la ciudad sin avisarle a nadie, tan deprimida estaba…

Vivió triste por los siguientes 14 años y jamás supieron nada de ella, vivió en un pueblito en tabasco sola y dedicándose a vender en una farmacia contrario a lo que tenía pensado hacer de su vida: Estudiar derecho y ser una buena abogada.

Vivió sola y con su hurón hasta que murió, muy joven por cierto, murió de tristeza. Su nombre era Elizabeth.

Pobre mujer.

de BR & JV a todos los homosexuales del planeta


(Por diversas críticas, debo aclarar que este "cuento" ha nacido en una conversación de messenger, ya que yo y mi novia carecíamos de sueño, nos "pusimos" a contarnos cuentos, bastante feos por cierto, aunque decidí publicarlo por mero ocio. Recalco: Solo por aclarar.)

18 de septiembre de 2010

¿Faje o Revisión?

Han pasado cinco horas y no me ha llamado. ¿Debería estar enojado? Aquí entre nos, no sé cómo debería sentirme: ¿utilizado? ¿Ultrajado? ¿Chamaqueado? Ahora entiendo los sentimientos desconsolados de aquellas muchachas que después de besuquearse con algún rufián en el antro, quedan, inconscientemente, a la espera de su llamada al día siguiente…

Y sí tendré que decir lo mismo que repiten todas esas muchachas engañadas: “el es diferente”, y “se veía tan decente que dudo que me lastime”, sin embargo, después de ver como después de mí, hizo lo mismo una y otra vez, capté que yo no era especial, que simplemente me utilizó y me desechó.

Sin más rodeos, les platico que más o menos así fue mi experiencia, cuando inocentemente, asistí al estadio azul para disfrutar de un partido de futbol entre Cruz Azul y Querétaro ¡y de milagro no salí embarazado después de la revisadota que el poli de la entrada me metió! No están ustedes para saberlo ni yo para contarlo, pero hubieran visto la manera en que el susodicho me “sabroseo” ¡me cae que hasta me dieron ganas de decirle que de menos me invitara unas chelas antes de agasajarse! ja! ja!

Del partido no hay mucho que decir, entretenido con bastantes llegadas y tres goles de los pupilos de Enrique Meza. Lo que aplaudo y destaco en demasía es el amor y el orgullo que los aficionados capitalinos sienten por su equipo, aún cuando se han llevado ya bastantes tristezas y algunas decepciones en los últimos años.

Bueno, al menos su servidor salió “ganón”, cortesía de aquel uniformado, del cual ignoro su nombre, pero que bien le podrían apodar el “Pulpo manotas”. Ora sí que no es por nada, pero si alguien se siente solo o no ha tenido suerte en eso del “amor” ir al estadio por una buena basculeada parece ser un recurso más para sobrellevar esos sábados de soledad.

(:

4 de septiembre de 2010

La chica de la mesa siete

Me encuentro absorto admirando la taza un tanto despostillada de mi americano descafeinado justo cuando una chica que va acercándose a mi mesa roba mi atención por completo, se pone cómoda en la mesa de junto y me quedo perplejo mirándola; los clichés de los demás comensales ahí presentes me llevan a casi encender un cigarrillo pero me resisto ante mi propósito de dejarlo.

Sigo observándola mientras ella ve el menú que es envuelto por una especie de piel color granate, es entonces cuando mi mente comienza a naufragar pensando en la posible vida que pueda llevar aquella chica: su escuela, si tiene pareja, si es una joven fácil o una señorita decente, si cogerá formidablemente, si es divertida, él como serían nuestros hijos si formara una familia con ella, si pudiese enamorarme de su interior, sí, de su interior porque en ese momento tengo la certeza de que estoy enamorándome superficialmente al sentir esa gran atracción física hacia ella.

Todas esas cosas invaden mis pensamientos mientras me situó a escasos metros de su humanidad, esos mallones de tono grisáceo, que van desde el fondo de esas botas negras seductoras hasta donde empieza a apreciarse su blusa blanca y delgada diseñada con florecitas vintage, me mantienen verdaderamente cautivado. Su cabello corto, lacio y de un negro intenso, su piel blanca, esas pequeñas pecas que se alcanzan a distinguir a la distancia y sus ojos tan bellos inmersos en el paisaje que ofrece la calle de Orizaba hacen que mis deseos de entablar conversación con ella y de conocerla aumenten. Pero regreso a la realidad en el instante en que me percato que han pasado ya alrededor de treinta minutos y está a punto de irse, pide la cuenta y yo estoy al borde de mi asiento con la vista hundida en el florero de la mesa pensando en que mi asquerosa timidez me impide levantarme y preguntarle su nombre, su número o hasta su e-mail. Pero esa decisión la debo tomar en escasos segundos y justo cuando estoy por atreverme, levanto la mirada y la veo ya cinco metros adelante, dirigiéndose a algún sitio lejos de mis sueños guajiros.

Llamó al mesero y le pido otro americano descafeinado y me quedo taciturno en mi lugar. En eso volteo hacia la izquierda y me quedo pasmado al ver un pantalón de mezclilla que despide un azul intenso, esa blusa color amarillo suave con un changuito en su haber y esa sonrisa tan agradable de la chica de la mesa siete.

Para “la del changuito” J

Relato proveniente de un sueño de Adal.

1 de septiembre de 2010

Sun de Caribou

Mujeres maduras, negros y algunas chicas guapas bailando de forma sexy, cómica y hasta "viajada" es lo que nos presenta el director Simon Owens en el nuevo vídeo de Daniel Saith, mejor conocido como Caribou.

La rola ya la conocen: “Sun”, segundo sencillo que se desprende del albúm Swim.