29 de agosto de 2012

Para mis tres lectores


Antes  de publicar un pequeño texto quiero compartirles algo a ustedes, mis únicos lectores que entran a revisar el blog de vez en cuando sin avisarles que he escrito algo.

Caray, a quién engaño, ni siquiera llego a tres lectores; solo es una.
                                        
En fin, han sido días difíciles, algunas noticias no tan agradables y relaciones confusas e inverosímiles. Me doy cuenta que permanezco mejor solo, estando y platicando conmigo mismo. Empero, la mejor compañía la encuentro en mis amigos tristes. Sí, tristes.

Las reuniones, salidas y pláticas  con ellos son realmente fabulosas. Y no crean que dichas reuniones consisten en charlas aburridas llenas de lágrimas o ambiente tenso. Nada de eso. Vamos a fiestas atorrantes, amanecemos en lugares inesperados, nos drogamos con desconocidos, cantamos canciones mexicanas, nos enamoramos de mujeres de piernas blancas que bailan al ritmo de New Order, bebemos mucho ron, llegamos a jugar PES y reímos, reímos en demasía. Los chicos tristes en verdad reímos en exceso.

Eso sí, dentro de esas risas, carcajadas y burlas escondemos algo, ese “algo” que logramos mantener oculto gracias al gesto sombrío y fraternal que nos regalamos los unos a los otros. Ese gesto de amistad que lo salva a uno. Ese gesto que nos avisa que no estamos solos pero que nos recuerda:

No te confundas, puedes ser feliz por unas horas, pero tu mente no se olvida de nada.



3 comentarios: