19 de febrero de 2011

Madrugada del diecinueve de febrero

¡Carajo! Aquí sigo como desde hace algunos ayeres, solo, de madrugada, en mi habitación y sin nadie a quien recurrir, últimamente me llegan muchas ideas que me gustaría plasmar en el papel, o mejor dicho en Word. Y no sé a qué se deba, normalmente eso ocurría cuando me sentía de la chingada y muy muy triste, sin embargo se supone hoy me siento bien.

¿Por qué se siente tan bien sentirse mal? ¿Será que inconscientemente alejo a todos cada día más y más? Si, mis lectores (que son pocos, quizá tú seas la/el únic@) a TODOS, hasta a ella.

Y ¿entonces a qué recurro? No me crean pero últimamente (aunque no lo parezca) estoy más solo que nunca, a tal grado que repaso una y otra vez uno de mis grandes deseos, deambular sin sentido por el centro histórico, por la condesa, por mi favorito: Coyoacán y la más recurrente últimamente: Roma. Sí, me detengo a ver a los perros, las fuentes, a las bellas señoritas que caminan sin prisa alguna, a las ancianas tomando el aire fresco, a la misma luna y demás cosas que ocurren trivialmente. El Distrito Federal nunca me fallará.

La soledad es difícil, muy difícil. Quiérela y visítala de vez en cuando, te servirá. Aunque sinceramente ¿quién mierdas soy yo para decírtelo? Olvida mi diminuto consejo.

Me he hecho demasiado daño, caigo en numerosos pensamientos, contradicciones, ambiciones equivocas, confusiones.

¿Qué no haría Jesucristo?

Y como siempre (no es por menospreciarlos) no tengo a nadie. Ni pedo. Te ruego, no me preguntes que tengo, ni como estoy, o qué me pasa, no te diré NADA.

Hoy tengo muy presente mi cualidad que más amo de mi mismo. Él darme cuenta de las cosas. De la gente que me rodea, de lo que son, de cómo ven al mundo (aunque se escuche mamón) y de lo que soy a su lado. De a dónde voy, que quiero, que papel desempeño en la gran obra del de allá arriba, de mis aspiraciones en el futuro. Soy un cabrón inmaduro que sabe lo que quiere.

Y no es que quiera destacar alguna posición al lado de los demás, porque NO TENGO NINGUNA POSICIÓN AL LADO TUYO NI DE NADIE, ¡NINGUNA!

Hace unos días leía un libro, un ensayo que me recomendó un sujeto, un sujeto que conocí apenas dos semanas atrás. Y gracias a dicho ensayo termine por aclararme un chingo de cosas que aún me daban miedo o vislumbraba erradamente. Algunos convencionalismos, los cuales no los quería ver, esos convencionalismos que dos mujeres (bastante importantes en mi vida) me querían (o quieren) hacer ver y nomás no me dejaba. Mujeres, benditas mujeres. La mujer siempre será más madura que nosotros y por ende más próxima a lo humano.

Me vale madres si te ríes, si te compadeces, si te burlas, cualquier sentimiento que provoque en ti leer mis textos, ten muy en cuenta, que me vale madres. Tu reacción me importa un pito. Te cuestionarás entonces ¿para qué chingados publica lo que escribe este cabrón? Te respondo: de una u otra forma cada ser busca algún refugio, unos buscan a su familia, amigos, pareja, algún psicólogo, animal, o simplemente van a un grupo de esos de adictos (véase también: drogadictos, alcohólicos, neuróticos, sexuales, etc.) Yo por mi parte escribo en este rincón que vio luz a finales del dos mil nueve (así es, curiosamente me sentía de la chingada en ese entonces), es mi socorro.

Disculpa por haberte robado unos minutos de tu valioso tiempo que bien pudiste haber aprovechado en messenger, en alguna red social, en el interesante libro que lees, en lavar los trastes, en ver la novela de televisa, en oír tu fm favorito, en tu alimento del día, o lo que sea que te guste hacer. ¡Ja! Todavía pendejamente me disculpo. Olvida también este último párrafo.

Celos grises y eternos.



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